El trabajo, liderado por Teresa Fernández-Crespo (investigadora senior de la Universidad de Valladolid), explora la relación entre las prácticas de alimentación durante la infancia y niñez y la mortalidad temprana a través del análisis de isótopos estables del carbono y nitrógeno sobre hueso y dentina en ocho individuos de la Edad de Bronce de la cueva de Moro de Alins, en el noreste peninsular. Los resultados sugieren, en general, valores isotópicos compatibles con una lactancia exclusiva corta y un periodo de destete estándar en comparación con otras poblaciones preindustriales. Sin embargo, se han detectado diferencias en las distancias Δ13C estimadas entre la lactancia exclusiva y el post-destete inmediato entre los individuos que sobrevivieron hasta la adolescencia o la edad adulta y aquéllos que no lo hicieron. Estas diferencias parecen indicar que los individuos que consumieron alimentos más similares a los de sus madres o sufrieron menos estrés fisiológico durante o después del destete tuvieron mayores probabilidades de supervivencia. El post-destete parece haber sido un periodo particularmente difícil de la vida, a partir de la identificación de instancias isotópicas compatibles con cambios catabólicos que, en ocasiones, preceden a la muerte de los no supervivientes. Los resultados abogan por un papel clave de los cambios nutricionales y/o fisiológicos ocurridos en la infancia y niñez en la morbilidad y mortalidad tempranas, particularmente en contextos preindustriales, y sugieren que la supervivencia de los adultos hunde sus raíces en las experiencias tempranas de la vida, en consonancia con los orígenes evolutivos de la salud y la enfermedad.